Extrapiramidales.
Sin repulsión ni atracción dejo que un Dios muerto me hable...
nunca supe pedir, o nunca supe tener. Más bien, cuando se hizo tierra
años antes; el cuerpo y la mente se empezaron a percibir y a condensar.
Alguien los tenía que cruzar, cuando aquél momento él pidió al buho de Minerva
monedas;
y un Ella. Pero nada apareció.
Se lucha
se rema, se resiste el día de la nada porque ese mismo no puso un hacha en tus manos
o cuerdas de acero para cortar el viento.
Y ahora que está todo en su lugar, el hacha, la sangre de boca roja, dibujado; en un papel.
Se borran las manos, se frunce el ceño, se turce la boca hasta generar una sonrisa de perdición
en la entreabertura sale un grito de muy adentro, animalizado
una impotencia en forma de asesinato rodea el cuerpo mientras se congelan las venas en acero.
No se olvida, cual roce de piel en madera. La espina tras la otra se encarnizan con vos.
Es imposible volver atrás. Por lo menos el roce. Ni siquiera.
Creo que lo único que puedo hacer
es hablar irracionalmente desde un centro. Por horas.
El hacer; el movimiento; el pulsar; aparece como un plan: No tanto como en aquellos momentos donde caminar de aqui a alla era como mover una maquinaria de guerra obsoleta, pero bien pesada nomás.
Y derrepente en el desierto aparece un glaciar de agua. Agua tan dura, Inlamible. Nada sirve, y todo mata en éste teatrito.
El esperar. tiempo muerto, las cosas se transforman a la fuerza.
la tibieza que sulfura de la piel cortada contra la pared derrite eso. Asi si deseas ese agua en ese desierto sera mezclada con tu propia sangre y huesos roidos en la aspereza del glaciar
¿por que esta ahi ademas?
Porque se lo pediste al cadaver de Dios. El ojo del muerto está vivo. Mil versiones electronicas para cumplir los deseos del hombre solitario y fantasioso.
Se corta luz por quincuagesima vez, todo desaparece. Los pactos de quietud que no se consolidaron se derriten hasta solo quedar una Isla burbujeante.
Esto no termino. desde un angulo oblicuo esta se convierte en un burdo espejo esferico. empieza la sagrada ceguera. se dan vuelta las valvulas bombean las pupilas hacia atras, la tormenta.
a dormir.
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