21.2.04

«... Es la debilidad del hombre lo que le vuelve sociable: son nuestras miserias comunes las que llevan nuestros corazones hacia la humanidad, nada le deberíamos si no fuéramos hombres. Todo apego es un signo de insuficiencia: si cada uno de nosotros no tuviéramos ninguna necesidad de los demás, apenas pensaríamos en unirnos a ellos. Así de nuestra misma enfermedad nace nuestra frágil felicidad»
(Rousseau, El Emilio).